“Queda prohibido en la ciudad y en los corregimientos del Pie de la Popa, Manga, Espinal, Cabrero, Pekín, Quinta y Amador, el baile conocido con el nombre de cumbia o mapalé”, decidió mediante Acuerdo no. 13 el Concejo de Cartagena en 1921.
Aunque hoy suene risible, las prohibiciones de los bailes de negros vienen desde la colonia. El negro no era considerado persona y sus valores culturales eran motivo de rechazo, burla y descalificación. Eran pecaminosos, incitaban a la lujuria y a la violencia, decían. El veto a las manifestaciones populares por parte de autoridades civiles y eclesiásticas en Cartagena ha sido una constante frente a disfraces, instrumentos, máscaras, músicas y hasta sistemas de sonido.
Un grupo de concejales ha propuesto casi 100 años después –con el beneplácito de funcionarios de la Alcaldía y entes de control- prohibir lo que ellos llaman “bailes sexuales o eróticos” en menores de edad, y plantean sanciones para padres o adultos que los fomenten.
Para los ponentes, estos bailes hacen parte de las trampas de la pobreza, porque estimulan a los niños y niñas a incurrir en “conductas inadecuadas” que generan embarazos no deseados, y a causa de esto deserción escolar, abortos, pérdida de la dignidad femenina y enfermedades de transmisión sexual.
Los videos presentados muestran a niños y niñas practicando el “baile choque”, una coreografía de origen impreciso que junto al reggaetón se ha difundido por Centroamérica y el Caribe. Llegó a Colombia hacia 2010, según registros de prensa y videos de estudiantes de Bogotá, Pasto, Bucaramanga y Cali.
En Cartagena lo llaman el “baile plebe” y puede que a veces se baile al son de la champeta, pero no es propio de este género que sufre una nueva estigmatización por cuenta de un fenómeno juvenil que los adultos no saben cómo manejar.
Una trampa de la pobreza es otra cosa, es una situación indeseable e insuperable para quienes son pobres, que la prolongaría a la siguiente generación si no se contrarresta. Los embarazos en adolescentes son el ejemplo típico (y uno muy serio), pero no hay pruebas de que un baile lo sea. Mucho menos que cause embarazos.
El estudio “Factores protectores y de riesgo del embarazo adolescente en Colombia” (2013) basado en las Encuestas Nacionales de Demografía y Salud, ENDS, realizadas por Profamilia entre 1990 y 2010, aplica un modelo econométrico para identificar los factores protectores que disminuyen la probabilidad de embarazos tempranos, y los factores de riesgo que la aumentan.
La fecundidad, dicen los expertos, está determinada por factores próximos (inicio de las relaciones sexuales/matrimonio/unión, anticoncepción, aborto e infertilidad posparto) y por factores distales (variables socioeconómicas, demográficas y psicológicas; variables de los grupos primarios de referencia como la familia, los pares y la red de apoyo social; variables comunitarias, institucionales y políticas).
El estudio concluye que el embarazo adolescente ha aumentado en Colombia (incluso en población no pobre) mientras disminuye la edad de inicio de relaciones sexuales; son factores de riesgo para las jóvenes el estar o haber estado unidas y faltar a la escuela, y son factores protectores la asistencia escolar, el hogar nuclear, el clima educativo del hogar, la educación sexual informal y la recibida a través de los medios de comunicación.
Recomienda algunas medidas, todas de tipo educativo: desestimular el matrimonio o uniones tempranas, promover la asistencia escolar, la educación sexual desde la infancia por medios formales e informales. E invita a entender mejor el rol de las redes sociales de los adolescentes, tema poco estudiado, para potenciar los objetivos de salud sexual y reproductiva.
El baile es un lugar para el encuentro, para comunicarse con otros, para socializar. A través de la música se narran las identidades, en este caso, las identidades juveniles. ¿Saben los tomadores de decisiones, los formuladores de políticas, cómo se crean y se recrean hoy estas identidades juveniles? ¿Cuáles son sus encuentros, procesos, relaciones?
Pretender gobernar sobre el cuerpo de niños, niñas y jóvenes (sujetos de derechos que piensan, sienten, tienen opiniones y toman decisiones), con el pretexto de combatir la pobreza, podrá calmar algunas conciencias, pero la falta de educación, de salud sexual y reproductiva, la violencia intrafamiliar, la falta de oportunidades, seguirán allí si no hay acciones serias para contrarrestarlas.
Las políticas públicas de la ciudad, especialmente las que pretenden combatir la pobreza lamentable que padece y las altas tasas de embarazo adolescente, deberían basarse en estudios científicos y en conocimiento del contexto, no en especulaciones, creencias religiosas, poses moralistas o incomprensión cultural.
Pero hoy es sábado
Se oyen músicas
Está llegando la noche
y yo, dios mío,
Yo sólo tengo este cuerpo.
Salvación del muchacho negro (fragmento). Jorge García Usta
*Versión completa del artículo publicado en El Universal, el 10 de julio de 2015.
Twitter @Ginaruzr
El estado prohibidor, prohibieron las patinetes de balineras perseguidas por la policía hasta que las acabaron. Los barriletes porque se quedaban en los cables de energía, los trompos porque sacaban ojos, las carruchas porque cortaban cara, los juegos porque los niños y jóvenes hacían Bulla, Los pick up porque contaminan con ruidos y generan problemas, Las máscaras y capuchones, porque con esas se cubrían los bandidos, prohíben y regulan fiestas un grupo de personas inferior al querer de los habitantes de un pueblo ávido de lúdica y cultura, de integración. Prohibieron y prohíben los bailes y estilos de vida propios de la educación, la cultura y la falta de oportunidades, las cuales también las prohibieron y negaron. Un estado paternal que dice cuándo, dónde, cómo, por qué y para qué, un estado excesivamente regulador, un estado viejo, retrógrado, en decadencia, dogmático y fundamentado en doctrinas excluyentes. Un estado confundido, por un cristianismo religioso no de cristo y la represión que intenta colocar modelos de conducta y los impone a la fuerza. No sería mejor acompañar estos estilos y nacimientos de nuevos y revolucionarios estilos de vida para mejorarlos y acomodarlos a la educación y la enseñanza de nuestros jóvenes, apoyando estos ritmos, letras, melodías y composiciones musicales, generando oportunidades para los músicos, cantantes y coreógrafos de estos nuevos ritmos llamados terapia, champetas y hoy champeta urbana. Recordemos que con muchos ritmos nuevos en el mundo ha pasado lo mismo el Reggae, el Tango, La Carrilera, El Jazz y otros, que inclusive generaban mas violencia y conflictos en esos países e incitaban al desborde de pasiones, pero esos estados los apoyaron y hoy son grandes Ritmos Musicales Universales, como el apoyo dado por los Franceses a la Música Africana y hoy tienen grandes Bandas sonoras y desde luego grandes músicos y muchos Cantantes universales ok AGOGA 70S – 80S se las dejo ahí.
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Lo sabia, nos gobiernan un troglodita y su séquito de mojigatos.
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Totalmente de acuerdo con que se controlen estos bailes. No es que es que este de acuerdo con el estado prohibidor, sino que al estado a la hora que una niña menor de edad sale embarazada, le toca al Bienestar Familiar salir a protegerla y darle lo que en su casa no encuentra. Ya es hora de que nos demos cuenta que muchos de estos bailes invitan a la droga, a la conducta sexual a temprana edad y no podemos hacernos los de la vista gorda con el grado de pornografía que hay. con tanto violador suelto.
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Muy buena columna Gina, es un gran aporte para contrarrestar la falta de conocimiento sobre el tema. Felicitaciones!
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Que maravilloso aporte!! Desde el punto de vista netamente de la constitucionalidad les dejo otro apunte
http://gonzalez-mejiaabogados.blogspot.com
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El concejal Salim Guerra tiene un gran conflicto por resolver donde necesita encontrar culpables de su formación machista y doble moral.
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Concluyo que los concejales de Cartagena y la curia no saben bailar. Lo que tienen es una frustración indecible porque los gobierna la atrofia articular, muscular e intelectual. Bueno tu texto Gina.
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Gran columna querida Gina Ruz.
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Esta tuiteada dra, muy buen análisis!! No hay estudio científico ni sociológico que demuestre la relación entre género musical alguno con los embarazos prematuros! se esconden las verdaderas causas!
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Es muy grotesco ver ese tipo de baile en personas de cualquier edad.
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Buen artículo Gina…
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